El término “pobreza menstrual” es un gran ejemplo de que las cosas cobran relevancia cuando se les pone nombre. Hasta hace poco tiempo, la mayoría ignorábamos esta problemática tan extendida. Si ya nos cuesta mirar a los ojos de la pobreza, ni hablemos del tema tabú de la menstruación.
Por eso hacen falta campañas como este Seeing Red, que nos ponen de frente con la realidad que viven millones de mujeres cada día. Porque, mientras países de su entorno como Irlanda o Escocia hacen historia al aprobar regulaciones que facilitan el acceso gratuito a productos de higiene menstrual, en Reino Unido 1 de cada 3 personas tiene dificultad para comprar estos productos.